Congreso de Jóvenes Lectores y Escritores de Fuerteventura
Si alguien me hubiera dicho esta mañana lo que iba a pasar, no me lo hubiera creído...
A las siete de la mañana me fui a Fuerteventura para participar como autora en el Congreso de Jóvenes lectores y escritores.
Cuando acabó el acto ( a la una de la tarde aproximadamente) fuimos a comer y como suele pasar, nos liamos hablando.
Llegamos apurados al aeropuerto y me pararon en el control (como siempre). La culpa no fue de quien me cacheó, la verdad es que ya era tarde.
Después de eso, avanzamos con paso ligero medio desorientados, nos reímos, buscamos el camino correcto, nos reímos otra vez...
Al final, contemplamos perplejos desde tierra como despegaba nuestro avión.
No tardamos en encontrar una solución y al ratito ya estábamos hablando subidos en otro avión.
Aterrizamos en Gran Canaria, allí cogimos un avión diferente y llegamos a Tenerife sin haber terminado de decirnos todo lo que queríamos contarnos.
Conclusión: No hay nada como la buena compañía. Al fin y al cabo, después de un avión viene otro.
Si alguien me hubiera dicho esta mañana lo que iba a pasar, no me lo hubiera creído...
A las siete de la mañana me fui a Fuerteventura para participar como autora en el Congreso de Jóvenes lectores y escritores.
Cuando acabó el acto ( a la una de la tarde aproximadamente) fuimos a comer y como suele pasar, nos liamos hablando.
Llegamos apurados al aeropuerto y me pararon en el control (como siempre). La culpa no fue de quien me cacheó, la verdad es que ya era tarde.
Después de eso, avanzamos con paso ligero medio desorientados, nos reímos, buscamos el camino correcto, nos reímos otra vez...
Al final, contemplamos perplejos desde tierra como despegaba nuestro avión.
No tardamos en encontrar una solución y al ratito ya estábamos hablando subidos en otro avión.
Aterrizamos en Gran Canaria, allí cogimos un avión diferente y llegamos a Tenerife sin haber terminado de decirnos todo lo que queríamos contarnos.
Conclusión: No hay nada como la buena compañía. Al fin y al cabo, después de un avión viene otro.
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